El arte de bailar no tiene prejuicios
Ibeth es una artista que irradia optimismo por hacer las cosas que le gustan, a pesar de tener una condición que perjudica su vista: el albinismo. Esta chica de 31 años, con el apoyo de su familia, ha cumplido sus propósitos de convertirse en artista visual y, hoy en día, ser una bailarina de pole dance.
Tiene albinismo oculocutáneo tipo 2, que se caracteriza por una hipopigmentación variable en la piel, el cabello, y por otro lado, numerosos cambios oculares que afectan su nervio óptico. La infancia de Ibeth fue difícil, ella menciona que los niños la llamaban “ancianita, fantasma, gasparín”. Sin embargo, siempre tuvo el apoyo por parte de su madre, quien le recordaba cómo se destacaba en sus estudios y en las actividades recreativas que realizaba.
A los 15 años, Ibeth se pintó el cabello. “Lo hice para, más que ocultar, para sentirme un poco más aceptada socialmente porque como adolescente nunca sentí que fui aceptada totalmente”. Cuando hizo un intercambio en Estados Unidos y eligió ser artista, revela que se sintió socialmente aceptada y fue aquí cuando comprobó que “estaba donde pertenecía”.
Ibeth Lara
Artista visual
Pese a que Ibeth tiene un carnet de discapacidad que le permite ciertos beneficios como reducción de precios en ciertos espacios y productos, muchas veces por falta de conocimiento por la sociedad sobre las características del albinismo no le consideran por su discapacidad y piensan que miente. Lara cuenta que en una ocasión no le quería rebajar el precio del autobús porque la creían extranjera.
A pesar de tener una limitación en su vista, su tenacidad la hace admirable. Actualmente, trabaja en el Museo Interactivo del Agua y practica pole dance, deporte que se ha convertido para ella más que un pasatiempo. Ibeth realiza presentaciones en la academia donde comenzó y dice sentirse bien por sus logros alcanzados.